INTRODUCCION
Buen día amados hermanos, amigos y quienes me escuchen, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación se titula: “Sobre la cresta de las olas.” Para ello estamos utilizando en el Nuevo Testamento dos versículos, en 2 Tesalonicenses 2:16 dice así: “Dios, nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna. Y buena esperanza por gracia.” Y en 2 Corintios 4:17 dice la palabra: ”esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.”
ORACION
Oremos. Padre la gloria, en el nombre de Jesús invocamos tu nombre santificado seas, y en el nombre de Jesús, Señor te imploramos, que esta meditación titulada sobre la cresta de las olas sea una meditación que ayude, Señor, para beneficio de nuestro pensamiento. Señor, en el alma, en nuestro espíritu, que veamos, Señor, la intención Señor, de lo que significa tu vida en medio de nosotros, Señor.
Por ello Señor, te encomendamos esta meditación, y que todos aquellos que logren ver, visualizar, Señor, el quehacer tuyo, tu pensamiento, el propósito con la humanidad, sean llamados Señor para venir a ti. En el nombre de Jesús bendice Padre a todos los participantes, santificado sea tu nombre en esta hora, amén, amén y amén.
MEDITACION
OK. Sobre la cresta de las olas. Un hermoso día de verano en la Bahía de Villar Ritz, Francia, observaban fascinados un grupo la habilidad de los surfistas, de pie en su tabla de “windsurf” mantenían el equilibrio sobre la cresta de una ola más alta que ellos, y así eran llevados hasta que la ola se desvanecía en la orilla.
Qué diferencia entre el nadador que es llevado por esas fuertes olas y el surfista que navega sobre ellas. Esta es una ilustración de lo que debería ser un creyente. En vez de dejarnos engullir por las olas de las pruebas y las dificultades de la vida, fijemos en nuestra mirada en nuestro Salvador. Así podremos caminar con él sobre las olas.
Esto fue lo que el Apóstol Pablo recordó a los creyentes de Roma. Las pruebas podrían ser incluso un motivo de gozo para ellos, pues los llevaban a apreciar mucho más su esperanza y a confiar en el amor de Dios, en Romanos 5:3-5.
Amigo y hermano, hay situaciones en las que podemos experimentar que él es el Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, 2 Corintios 1:3-4. Pero sobre todo, nos muestra la gloria y la bienaventurada esperanza que nos aguarda.
Así, nuestra mirada se fija no en las cosas visibles que nos hacen sufrir, sino en el futuro celestial que nos está esperando, donde no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4. El Señor bendiga tu día, hasta luego.