Una Salvación Perfecta

Palabra Viva
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Episodio 134: Una Salvación Perfecta
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INTRODUCCION

Buen día hermanos, amigos y quienes me escuchen.  Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación titulada: “Una salvación perfecta.” Y estamos utilizando el libro de Hechos 4:10-12. Este libro de Hechos, está en el Nuevo Testamento. Lo hemos resumido así: En el nombre de Jesucristo. Por él, este hombre está en vuestra presencia sano. En ningún otro hay salvación.

ORACION

Oremos.  Padre de la gloria en el nombre de Jesús, santificamos tu nombre en esta hora dándote gracias Dios por la vida y por esta palabra. Gracias por tu Espíritu Santo que nos guía, que nos orienta, que nos convence de pecado y que siempre estamos buscando señor, una solución por nuestras fallas, por nuestros pecados.

Por eso te pedimos el perdón de nuestros pecados buscando señor, la restauración. Y en el nombre de Jesús señor, queremos también señor, decirte señor, que estamos agradecidos por esa salvación perfecta padre, y solamente a través de tu hijo Jesucristo era necesario.

Nosotros señor, pedimos bendición a todo el grupo participante. Tú conoces la intimidad de cada uno en los lugares geográficos, los lugares diferentes donde están señor, pero que estamos pendientes de tu palabra, siempre escuchándola señor, reconciliándonos contigo y siempre señor, buscando la perfección en nuestros pensamientos en nuestros hechos.

Queremos hacer tu voluntad padre, te damos las gracias por tu fortaleza que nos das por tus bendiciones, por la vida y por esta palabra en el Santo nombre de Jesús amén padre, amén y amén.

MEDITACION

Una salvación perfecta. Toda práctica religiosa que pretenda dar una respuesta a la conciencia atormentada y la paz con Dios es ilusoria. Se propone al individuo conseguirlo por sus propios medios. Esto solo alaga el orgullo del hombre haciéndole creer que puede merecer su salvación, pero la salvación solo puede venir de Dios.

Dios detesta el pecado y lo condena, pero ama al pecador y quiere reconciliarlo con él. Como es justo, no puede cerrar los ojos ante nuestras faltas. La justicia divina condena el pecado y exige su justa retribución. El hombre es culpable y debe sufrir las consecuencias. Nadie puede pagar a Dios el rescate por sus pecados.

La Biblia dice que el hombre por sí mismo no lo logrará jamás, pues la redención de su vida es de gran precio en Salmos 49:8. Pero Dios en su amor nos dio un Salvador Jesucristo, su propio hijo. En la cruz Jesús fue mi sustituto, ocupó mi lugar. Sufrió lo que yo merecía, recibió el castigo por mis faltas, sufrió la justa ira de Dios por mis pecados, si lo creo.

Amigo y hermano. Dios me concede su perdón y me libera gratuitamente, pues el precio ya fue pagado. Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos para llevarnos a Dios, y la referencia está en 1 Pedro 3:18.

Que esta palabra meditada hoy en grupo sea de gran bendición, para que estemos conscientes en nuestro intelecto, en nuestra condición cognitiva, en el pensamiento, en el mundo de emociones y nuestra voluntad, sea para que esta palabra que nos redarguye nos haga señor, en nuestros quehaceres de acuerdo a la voluntad tuya, padre.

Así que estamos agradeciéndote y que esta palabra en todo el grupo haya sido de gran bendición, que el Señor bendiga tu día hasta luego.