Un testimonio impactante

Palabra Viva
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Episodio 190: Un testimonio impactante
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INTRODUCCION

Buen día amados hermanos, amigos, vecinos y quienes me escuchen. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación la estamos titulando:  “Un testimonio impactante” y está basado en el Nuevo Testamento, en el libro de Filemón 1:17 y dice así: ”Así que si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo.”

ORACION

Oremos. Padre de la gloria, santificado sea tu nombre en esta hora. Te damos gracias por la vida, gracias por tus palabras Señor. Todas las bendiciones que hemos recibido durante toda la semana. Te damos gracias Señor, porque toda tu palabra nos habla a nosotros y nos guía hacia nuestros comportamientos, cuál es lo correcto en el pensamiento, Señor en el mundo emocional y en los hechos, lo que debemos hacer.

Así Señor, que aquí vemos que un Pablo, un predicador, prácticamente le pide a un compañero, a un amigo, a un hermano algo difícil. Pero dice Señor, esa confianza recíbele como a mí mismo. Pablo emplea la máxima ley existente que, es la ley del amor cristiano.

La solicita con confianza por la unidad, por la hermandad, por el perdón y por la oración de unos por otros. Señor, te damos gracias por el ejemplo que nos da Pablo en relación a lo que es la hermandad en el nombre de Cristo, Señor, sigue bendiciéndonos a todos los participantes, amén, amén y amén.

MEDITACION

Ok. Vamos a ver el panorama. Pablo escribió esta carta a Filemón, un creyente en Colosas quién junto a otros era propietario de esclavos y la referencia está en Colosenses 4:1. Un día Onésimo, un esclavo de Filemón que se había escapado, se infiltró en un grupo donde predicaba Pablo.

Se abrió paso hasta el frente y allá vio que ese hombre estaba encadenado. Onésimo había huido de las cadenas y pensó que estaba libre. Pero cuando escuchó a ese hombre, que por cierto se llamaba Pablo, seguramente pensó, este hombre está libre y yo soy aún un esclavo, un esclavo del apetito, soy un esclavo de la economía, aún soy un esclavo, pero ese hombre, aunque esté encadenado, está libre.

Él se convirtió al cristianismo y regresó a su amo Filemón, que también era cristiano y ahora se le pide que lo reciba no como esclavo, sino como libre y sobre todo como hermano en la fe.

Amigo y hermano. Qué historia más linda, así como Pablo, teníamos a nuestros Onésimos, gente que te odiaba, que hablaban mal de ti, que no querían saber nada del Evangelio y que nunca pensaste verlo alabando al Señor.

Ahora la vida te lo presentan no como Onésimo esclavo del pecado y del sistema mundanal, sino como hombres y mujeres transformados por el poder de la palabra del Señor.

Pablo le pide a Filemón que lo trate como él lo trataría si la visita fuera él mismo, ya que él sabía que un hombre en Cristo sería nueva criatura y las cosas viejas tendrían que ser dejadas atrás. ¿Mi pregunta es, eres tú un Filemón que lees esto? ¿Te ha tocado encontrarte con algún Onésimo?

Que esta meditación haya sido de bendición para tu vida, tu pensamiento y tú qué hacer en el santo nombre de Jesús, que tengas un excelente día hasta luego.