Un rastro en el cielo

Palabra Viva
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Episodio 7: Un rastro en el cielo
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Introducción

Muy Buenos días. Amados hermanos. Familiares, vecinos conocidos. Y quienes me escuchen. Hoy estamos presentando. El tema titulado. Un rastro en el cielo. Un rastro en el cielo. Y estamos utilizando dos versículos, uno en el Viejo Testamento en Proverbios 10:7 que habla de la memoria del justo será bendita, amén. Y en el Nuevo Testamento en 1 Pedro 2: 21-22. Nos dice la palabra, Cristo padeció por nosotros dejándonos ejemplo para que sigáis sus pisadas, para que sigáis sus pisadas. El cual no hizo pecado ni se halló engaño en su boca.

Oración

Padre en el nombre de Jesús, Santificado sea tu nombre en esta hora. Y te damos gracias, padre, por todas tus bendiciones y por tu palabra. Que nos hace sentir confiados en el trabajo, en nuestros quehaceres. Con honradez, bondad, tratando de seguir las pisadas de Jesús. Hacia el carácter de Cristo. Nuestro quehacer sea bendecido, padre en tu voluntad. En el nombre de Jesús. Bendice el grupo que está participando también, Señor, Tú conoces las necesidades de cada uno de sus pensamientos, sus duelos, sus alegrías. Pero señor, Tú eres bendecido en medio del grupo. Bendícenos a todos en el nombre de Jesús, Amén, amén y amén.

Meditación

Un rastro en el cielo. Allá arriba, en el cielo a 10,000 metros de altura, el avión por muy grande que sea, casi no se ve. Pero lo que todo el mundo puede ver, es el largo rastro de color blanco que el avión deja en el cielo. A veces es visible mucho tiempo después de la desaparición del avión. La interrogante sería. ¿Qué rastro hemos dejado en el recuerdo de lo que nos conocieron? ¿Qué huella dejamos en el corazón de los que nos rodean? ¿En nuestro cónyuge, en nuestros hijos, nuestra familia y nuestros amigos? Nos gustaría mucho dejar un rastro de pureza, de amor, de ánimo y de paz. Pero quizás tengamos un peso en la conciencia. Y sufrimos por haber dado un mal ejemplo. Sin embargo, no es demasiado tarde para reconocer nuestros errores y cambiar de vida. Vayamos a Jesús. Él toma nuestras vidas tales como están, aniquiladas y estropeadas por él pecado. Él las purifica y las transforma. ¿Significa esto que la amargura cede el lugar a la a la dulzura? ¿El rencor, el perdón, el egoísmo a la compasión? ¿El orgullo a la humildad? Amigo y hermano. Desgraciadamente, no siempre es así. Pero algunos recordarán una palabra, un gesto de cariño, o quizás una advertencia que les impidió involucrarse en un mal camino. Nosotros ciertamente recordamos, una conversación, una visita, una carta que nos animó. De todos modos. El primer deseo del creyente no es dejar un maravilloso recuerdo de sí mismo, sino más bien hacerse pequeño para dejar que Cristo sea visto en él. Juan el Bautista dijo, es necesario que él crezca, pero que yo mengüe Juan 3:30. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe. El Señor, bendiga tu día hasta luego.