Un ancla para el alma

Palabra Viva
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Episodio 86: Un ancla para el alama
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INTRODUCCION

Buen día hermanos y amigos. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy estamos presentando el tema titulado: “Un ancla para el alma” Un ancla para el alma. Y para eso estamos utilizando en el Nuevo Testamento, en el libro de Hebreos 6:18-20 y dice así: Hemos acudido para hacernos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma. Y que penetra hasta dentro del velo donde Jesús entró por nosotros como precursor. Que profundidad esta palabra.

ORACION

Damos gracias a Dios, vamos a orar. Padre, mi alma te alaba oh Jehová. Santificado seas. Y en esta hora solicitamos perdón, padre por nuestros pecados. Te solicitamos bendición sobre esta meditación, que sea tu Espíritu Santo Padre, nuestra guía. En el nombre de Jesús, Amén, amén y amén.

MEDITACION

OK.  Un ancla para el alma. Cuando los marineros echan el ancla, lo hacen con el objetivo de retener el barco para que el viento y las olas no se lo lleven. El ancla está atada a una cadena y atraviesa las agitadas olas para luego desaparecer en las profundidades marinas. No vemos el fondo del mar ni el ancla, pero sí el efecto, es decir, la estabilidad del barco.

Esta imagen ilustra una realidad espiritual muy importante. Un verdadero cristiano, está sólidamente anclado a Cristo mediante la fe. Pero en vez de haber sido lanzada a lo profundo de las agitadas aguas de este mundo, el ancla de nuestra alma está arraigada en el cielo, donde Jesús entró después de haber obtenido una redención eterna para nosotros, y la referencia está en Hebreos 9:12

Entró como precursor y nosotros iremos a su encuentro un día en Juan 17:24, si lo hemos aceptado como Salvador. Él entró como precursor y nosotros iremos a su encuentro un día. Si hemos aceptado a él, lo hemos aceptado como Salvador. ¿Ha depositado usted su esperanza en Jesucristo? Sólo él puede guardarnos de naufragar. Y conducirnos al puerto que nuestra alma desea, Salmos 107:30

Amigo y hermano. El fondo del mar donde el ancla descansa permanece oculto a los ojos de los marineros. De igual manera nosotros no vemos a Jesús con nuestros ojos físicos, pero estamos unidos a él por la fe. Sabemos que está vivo y responde a nuestras oraciones en medio de las pruebas y pueden percibir que estamos unidos a alguien. Y ese alguien es Cristo fuente y sostén de nuestra vida. Que el señor bendiga tu día hasta luego.