Testimonio de un exconvicto

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Episodio 84: Testimonio de un exconvicto
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INTRODUCCION

Buen día, hermanos y amigos bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy estamos presentando: “Un testimonio de un exconvicto liberado en la cárcel” Un testimonio de un exconvicto liberado en la cárcel.

Para ello estamos utilizando dos versículos. En el libro de los Salmos 116:3-4,8 dice: Me rodearon ligaduras de muerte. Me encontraron las angustias del seol. Angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre del señor diciendo. Oh señor, libra ahora mi alma. Tú has liberado mi alma de la muerte. Mis ojos de lágrimas y mis pies de resbalar Salmo 116.

Y el Salmos 31:3 dice: Tú eres mi roca y mi castillo por tu nombre me guiarás y me encaminarás.

ORACION

Oremos hermanos. Padre, gracias por tus bondades, santificado sea tu nombre en esta hora padre. Te damos gracias por tus bendiciones. Y en el nombre de Jesús, señor queremos agradecerte y reconocer, señor, que tus bondades infinitas en tu eternidad, padre.

Nos sacaste de la muerte del seol a través de Jesucristo señor.  Libraste nuestra alma. Y recibe, oh Dios una ofrenda de gratitud cada día cada día. Gracias, señor porque nos libraste señor, rompiste nuestra esclavitud con el pecado.

Declaramos señor, te declaramos nuestra roca y castillo, como dice el salmo. Gracias en el nombre de Jesús, señor, gracias, padre. Y queremos solicitarte en este momento. Que bendigas el grupo participante. En el nombre de Jesús, Amén. amén y amén.

MEDITACION

Ok, bien. Pongamos atención a un testimonio a este testimonio del exconvicto liberado en la cárcel. Y él dice así, me llamo Emmanuel. Y soy de la isla Guadalupe, en el Caribe. Cuando prestaba el servicio militar en Francia, consumí droga y me puse en contacto con las redes de prostitución y el tráfico de estupefacientes.

Poco a poco. Empecé a consumir todo tipo de drogas. Conjugaba mi vida social con la de toxicómano y traficantes de drogas. En 1982 tomé la decisión de regresar a Guadalupe, con la idea de salir de esta horrible condición. Pero como allá también tenía amigos que traficaban con la heroína y la cocaína. Volví a caer en las drogas y en el tráfico de estas. En otras palabras, volví a caer en él desenfreno.

Mis padres me llamaban y me decían, deja la droga. Yo quería dejarla, pero no podía. Incluso me volví muy violento. Un día la Guardia Civil llegó y me arrestó. Poco después, antes de ser llevado el juez de instrucción divisé a mis padres y a mis hijos. Al ver sus lágrimas les dije, no lloren más por mí, voy a apoyarme en un árbol que nadie podrá arrancar jamás.

En ese momento estaba pensando en Jesucristo. Voy a apoyarme en un árbol que nadie podrá arrancar jamás. En ese momento estaba pensando en Jesucristo.

Amigo y hermano. El juez me envió a la cárcel. Allí acepté a Jesús como mi salvador y señor. También me hice bautizar. Cuando salí 2 años después empecé a reunirme con algunos creyentes. Desde hace 12 años sigo apoyado en la roca inquebrantable, Jesucristo, quien me sacó de aquella miseria.  Recuerda, solo Jesucristo puede sacarnos de la miseria de este mundo, el señor bendiga tu día hasta luego.