INTRODUCCION
Buen día hermanos, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación la he titulado ¿Soy realmente libre? Y estaremos utilizando en el Nuevo Testamento, en el libro de Juan 8:34,36 y dice así: ”todo aquel que hace pecado esclavo es del pecado, así que si el hijo de Dios, Jesucristo, os libertare, seréis verdaderamente libre.”
ORACION
Oremos. Padre la gloria en el nombre de Jesús, Santificado sea tu nombre. Damos gracias por la vida, gracias por tus bendiciones, gracias por todas las experiencias pasadas durante la semana y hemos visto tu mano milagrosa siempre con nosotros.
Así que nosotros te damos infinitas gracias y queremos solicitarte, Señor, una fe, una fe que sea fuerte. Ayúdanos Padre Santo, porque sabemos que junto con la fe viene el conocimiento de la verdad, la libertad y la obediencia a tu enseñanza.
Esa es la fe que queremos tener Padre, para estar al lado tuyo, para estar cónsonos Señor, en pensamientos y hechos de acuerdo a tu voluntad, en el nombre de Jesús, Señor, te pedimos bendición sobre el grupo participante en el nombre de Jesús. Amén, amén y amén.
MEDITACION
Ok. ¿Soy realmente libre? ¿Qué es la libertad? ¿Es sencillamente hacer lo que quiero? La Biblia nos lleva al principio cuando Adán solo tenía que respetar un mandamiento, no comer el fruto de cierto árbol. Pero comió precisamente de ese árbol, por este primer acto de desobediencia que demuestra un deseo de independencia, el pecado y la muerte entraron en el mundo Romanos 5:12.
Jesús nos habla de un joven que reivindicaba su libertad, pidió a su padre la parte de su herencia y luego se fue a un país lejano donde malgastó todo, pero allí libre de ir de desenfreno en desenfreno, se halló en tanta necesidad que incluso deseaba saciar su hambre con la comida de los cerdos, en Lucas 15:11-17.
¿La libertad para hacer lo que queremos nos hace realmente felices, cuando dejamos a Dios de lado? satanás, siempre opuesto a Dios, lo afirma y hace toda clase de promesas. Por su parte, el hombre siempre ha buscado la independencia y evadido las obligaciones, algunos incluso confunden la libertad con la permisividad e incluso con la impunidad.
Los gobiernos crean leyes para tratar de poner ciertos límites a los excesos, pero en nombre de la libertad uno se hace esclavo, muy pronto las ilusiones se esfuman y la miseria moral llega inevitablemente.
Amigo y hermano. La verdadera felicidad y libertad sólo emergen cuando el hombre reconoce sinceramente su pecado, se arrepiente y se vuelve a Dios para hallar la salvación que da la cruz de Cristo.
Para el creyente, la verdadera felicidad no consiste en disfrutar de la vida haciendo lo que le place, sino viviendo con Dios, tratando de hacer lo que le agrada. Que el Señor bendiga tu día hasta luego.