INTRODUCCION
Buen día amados hermanos, amigos y quienes me escuchen, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la hemos titulado: “Reflexiones al pie de un hormiguero.” Estamos utilizando en el Nuevo Testamento, el libro de Juan 1:1,14,18.
Unidos dicen: “en el principio era el verbo. Y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios. Y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros. A Dios nadie le vio jamás, el unigénito hijo que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”
ORACION
Oremos, Padre, santificado sea tu nombre, en esta hora Santo, Santo, Santo. Venimos delante de ti Padre, para orar, para agradecer, para solicitar, para conversar contigo Padre, esa gracia que tenemos, esa bendición de ser hijos tuyos.
Por eso te damos Señor, siempre, siempre Señor, cada día gracias, gracias Padre. Y hoy estamos viendo, Señor Jesucristo, que Jesucristo vino y esa verdadera y completa naturaleza humana de Jesús se manifestó Padre con el propósito de salvación y vida eterna Señor, a la humanidad, oh Señor.
Perdona nuestros pecados, recibe Padre, honra, honor y gloria, y nos gozamos en ti Señor, y te lo agradecemos. Así que solicitamos siempre Padre en esta comunicación Señor, bendición para todos los oyentes en el Santo nombre de Jesús. Amén, amén y amén.
MEDITACION
OK. Reflexiones al pie de un hormiguero. Un naturalista reconocía perfectamente la huella del creador en todo lo que descubría a través de su microscopio. Pero había algo que no se explicaba ¿cómo pudo Dios, el creador de todas las maravillas del universo, darse a conocer a la humanidad?
Un día, cuando caminaba por el campo, se detuvo al pie de un hormiguero. Cada vez que su sombra cubría la multitud de las hormigas, estas se mostraban muy agitadas. Si estas hormigas supiesen cuánto me intereso ellas, pensó, dejarían de atormentarse debido a mi presencia.
El naturalista, siguiendo con sus reflexiones, se preguntó si algún día el hombre podría comunicar con las hormigas y llegó a la conclusión de que no era posible, pues para hacerlo el hombre tendría que volverse o una hormiga.
De repente le surgió una idea, eso fue lo que sucedió con nosotros, el Dios que creo el mundo debía hacerse hombre para que los hombres pudieran conocerlo y saber cuáles son sus sentimientos y pensamientos.
Amigo y hermano. En efecto, Dios se hizo hombre, Jesucristo el hijo de Dios, tomó nuestra condición para traducir en nuestro lenguaje lo que de otra manera no se hubiese podido comunicar. El que me ha visto a mí, ha visto a mi Padre en Juan 14:9, ni al Padre conoce alguno, sino el hijo y aquel a quien el hijo lo quiera revelar en Mateo 11:27.
Y Juan 17:3, nos dice. Sus palabras y su conducta revelaron perfectamente a Dios a los hombres, para que lo conociesen a él el único verdadero Dios y a aquel a quien envió Jesucristo, que el Señor bendiga tu día hasta luego.