
“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Proverbios 1:10). Esta advertencia no es solo para jóvenes, es para todo creyente que vive rodeado de influencias. El consentimiento no siempre es explícito; a veces se da en silencio, en omisión, en conformidad.
Este episodio reflexiona sobre la importancia de la firmeza espiritual. En tiempos donde la presión social y cultural es constante, Dios nos llama a no ceder, a no negociar convicciones, a no consentir lo que contradice Su verdad.
“No consientas” es una exhortación a mantener la integridad. Este episodio es para quienes necesitan renovar su compromiso con la santidad, incluso cuando el entorno invita a lo contrario.
Preguntas para reflexión
- ¿En qué áreas estás consintiendo lo que sabes que no agrada a Dios?
- ¿Qué decisiones necesitas tomar para reafirmar tu integridad?
- ¿Cómo puedes fortalecer tu carácter para resistir la presión externa?
No todo lo que se ofrece debe aceptarse. Hoy, decide no consentir… y honra a Dios con tu firmeza.