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“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.” Estas palabras de Jesús no son solo una bendición, son una promesa que redefine lo que entendemos por paz.
Este episodio explora cómo la paz de Cristo no depende de la ausencia de problemas, sino de la presencia de Aquel que venció al mundo. La oración se convierte en el lugar donde recibimos esa paz que guarda el corazón y la mente.
“La paz de Cristo” no se compra ni se logra con esfuerzo humano. Es un regalo que se recibe en intimidad, cuando nos rendimos ante el Príncipe de Paz.
Preguntas para reflexión:
- ¿Qué diferencia notas entre la paz que da el mundo y la que ofrece Jesús?
- ¿Cómo puedes cultivar esa paz en medio del caos diario?
- ¿Estás dispuesto a confiar plenamente para recibir Su paz?