
/
“Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.” Este proverbio no es solo una instrucción para padres, sino una verdad espiritual sobre la corrección en nuestras vidas. Dios, como Padre amoroso, nos disciplina no para castigarnos, sino para formarnos.
En este episodio exploramos cómo la corrección divina, aunque incómoda al principio, produce frutos de paz, madurez y descanso. A veces oramos pidiendo dirección, y Dios responde corrigiendo. La corrección no es el fin, es el camino hacia un carácter que honra a Dios.
“El resultado de la corrección” nos recuerda que la disciplina no es enemiga de la oración, sino aliada en el proceso de santificación. Quien se deja corregir, crece.
Preguntas para reflexión:
- ¿Cómo has respondido a la corrección de Dios en tu vida?
- ¿Estás dispuesto a ver la disciplina como una muestra de Su amor?
- ¿Qué resultado puedes ver hoy en ti gracias a una corrección pasada?