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En medio de la tormenta, mientras la tripulación lucha por sobrevivir, Jonás duerme. Entonces el capitán se le acerca y le lanza una llamada directa: “¡Levántate y clama a tu Dios!” (Jonás 1:6). Este episodio nos confronta con el letargo espiritual y el poder de la oración cuando todo a nuestro alrededor parece hundirse.
A veces, orar no es un acto pasivo, sino una urgencia. Una reacción necesaria ante el caos, el peligro o incluso la desobediencia. La oración nos despierta, nos sacude, nos devuelve al centro de la voluntad de Dios.
“Levántate y clama a tu Dios” no es solo una exhortación a Jonás. Es una invitación para todos los creyentes a despertar, a interceder, y a buscar al Señor cuando la tormenta arrecia.
Preguntas para reflexión:
- ¿Hay áreas de tu vida donde estás “dormido” espiritualmente?
- ¿Estás esperando que pase la tormenta o te estás levantando a clamar?
- ¿Qué revela tu vida de oración en tiempos difíciles?