
/
“A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo…” (Daniel 2:23). En medio de una crisis, tras recibir revelación divina, Daniel no corre a anunciar su éxito primero, sino que se detiene a dar gracias. La gratitud es su primera respuesta, no su último pensamiento.
Este episodio destaca la importancia de cultivar un corazón agradecido. Cuando Dios responde, nos habla o nos libra, lo natural para el creyente debe ser la alabanza. Aun en tierras extranjeras, Daniel mantuvo su fe y gratitud intactas.
“Una oración de gratitud” nos invita a ver a Dios no solo como quien da respuestas, sino como quien merece honra en todo momento.
Preguntas para reflexión:
- ¿Qué respuesta de Dios necesitas agradecer más profundamente hoy?
- ¿Cómo expresas gratitud en medio de lo que aún no entiendes?
- ¿Te tomas tiempo regularmente para alabar antes de actuar?