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«Con tantas decisiones que tomar cada día, desde lo laboral hasta lo personal, muchos buscan dirección pero no saben a quién acudir. El salmista, en Salmos 143:10, hace una petición sencilla pero profunda: “Enséñame a hacer tu voluntad”. No se trata solo de pedir una respuesta puntual, sino de formar un corazón moldeable.
Aplicado a hoy, significa dejar de perseguir solo lo que deseamos y empezar a discernir lo que edifica. Escuchar a Dios no siempre cambia las circunstancias, pero cambia nuestra forma de vivirlas. Pedirle dirección es un acto de humildad y sabiduría.»