
En medio del encierro, la incertidumbre y la amenaza del juicio, Dios le habla a Jeremías con una promesa clara: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” No es solo una invitación a orar, sino una garantía de que en Dios hay revelación, dirección y refugio.
Este episodio explora cómo este versículo no solo fue una palabra para un profeta en prisión, sino una verdad eterna para todo creyente que clama en necesidad. Cuando el mundo exterior se desmorona, el alma que clama encuentra en Dios un lugar seguro, un escondite de sabiduría y consuelo.
“Un refugio seguro” es un llamado a no buscar respuestas en el ruido del mundo, sino en la voz de Aquel que responde con poder, amor y propósito. Él no solo escucha… Él revela.