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“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.” (3 Juan 2). Este versículo expresa algo más que una simple cortesía apostólica: es una declaración profunda de bienestar integral bajo la bendición de Dios.
En este episodio reflexionamos sobre el equilibrio entre lo espiritual y lo físico. Juan no separa el alma del cuerpo, ni la fe de la vida cotidiana. Prosperar es más que éxito material: es vivir con el favor de Dios en todas las áreas.
“Un gran deseo” nos invita a orar por los demás de forma completa y sincera, reconociendo que la salud y el bienestar también son parte de la bondad de Dios.
Preguntas para reflexión:
- ¿Cómo prospera tu alma hoy?
- ¿Pides por tu salud y bienestar con la misma fe con la que oras por tu vida espiritual?
- ¿Expresas oraciones sinceras por el bienestar integral de otros?