La vida cristiana no es un paseo sin oposición, sino un camino de fe en medio de una batalla espiritual real. En Efesios 6:12, el apóstol Pablo nos revela la naturaleza de esa lucha: “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo…” Esta advertencia no busca atemorizarnos, sino despertarnos a la realidad de un conflicto invisible, pero constante.
Nuestra lucha no es contra personas, ni contra situaciones humanas. Es una guerra espiritual en la que necesitamos armarnos con verdad, justicia, fe y la Palabra de Dios. Al reconocer el verdadero campo de batalla, aprendemos a combatir no con nuestras fuerzas, sino con las armas que el Espíritu nos provee. Nuestra victoria está en Cristo, y no luchamos para vencer, sino desde la victoria que Él ya ganó.
Este devocional nos recuerda que no estamos solos, ni desprotegidos. Dios está con nosotros, y su armadura nos capacita para resistir firmes. La oración, la verdad y la fe son nuestras armas. La lucha es real, pero la gracia de Dios es mayor.»
