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“En el día que temo, yo en ti confío” (Salmos 56:3). No es una contradicción, sino una confesión sincera: el temor puede presentarse, pero la confianza en Dios es la respuesta. David no niega el miedo; lo enfrenta, y en medio de él decide confiar en su Señor.
En este episodio reflexionamos sobre cómo la verdadera confianza no es ausencia de temor, sino decisión firme de apoyarse en Dios aun cuando el corazón tiembla. La fe madura cuando se ejerce precisamente en los momentos donde todo lo demás parece incierto.
“Una persona de confianza” es quien reconoce su fragilidad sin dejar de mirar al Dios fuerte. Es una invitación a vivir una fe que no depende de cómo nos sentimos, sino de quién es nuestro Dios.
Preguntas para reflexión:
- ¿Qué haces con tus temores: los escondes, los enfrentas o los entregas a Dios?
- ¿Puedes identificar momentos en los que decidiste confiar a pesar del miedo?
- ¿Cómo puedes cultivar una confianza que se active especialmente en los días difíciles?»