
“Cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta al Señor por siete días…” (Levítico 23:39). Dios no solo ordena trabajo, también establece reposo. En Su diseño, el descanso no es una interrupción, sino una celebración. Este versículo nos recuerda que el reposo es parte del ritmo divino.
Este episodio reflexiona sobre cómo el descanso espiritual y físico es esencial para una vida plena. En una cultura que glorifica el agotamiento, Dios nos llama a detenernos, a celebrar, y a reconocer que todo fruto viene de Él. El reposo no es debilidad, es obediencia.
“Los reposos de Dios” nos invitan a redescubrir el valor de pausar. No para escapar, sino para renovar fuerzas, agradecer, y volver a conectar con el propósito. Este episodio es para quienes necesitan permiso divino para descansar.
Preguntas para reflexión
- ¿Estás honrando los tiempos de reposo que Dios ha establecido para ti?
- ¿Qué te impide celebrar los frutos que ya has recibido?
- ¿Cómo puedes hacer del descanso una práctica espiritual, no solo física?
«»Dios no solo bendice tu trabajo, también bendice tu descanso. Hoy, haz espacio para celebrar, para pausar, y para recordar que el reposo también es adoración.»»