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Vivimos en una era donde las redes sociales moldean la reputación en segundos, pero hay historias que van más allá de la imagen pública. Pablo fue conocido no por lo que decía de sí mismo, sino por el cambio radical que otros veían en él. Gálatas 1:22-24 nos recuerda que cuando Dios transforma una vida, incluso desde el anonimato, el resultado es que otros terminan glorificándolo.