INTRODUCCION
Buen día, amados hermanos, vecinos, conocidos, y quienes me escuchen. Bienvenido a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación que estamos presentando la hemos titulado: “Tú eres mi fuerza” y estamos utilizando en el Antiguo Testamento 2 Samuel 22:3 y dice así: ”Dios mío. Tú eres mi fuerza. En quien ti confío, eres mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. Salvador mío, tú me salvas de la violencia.”
ORACION
Oremos. Padre Santo, Santo santificado sea tu nombre. Y en esta mañana Señor, venimos, Señor a decirte Padre con toda nuestra humildad y repetir Señor, lo que dice tu palabra. Señor que tú eres nuestra fuerza, tu eres nuestro escudo, nuestro protector, cuidador y amoroso Padre.
Recibe nuestras alabanzas Señor, agradecimiento, y sean nuestras fuerzas objetivas del día puestas delante de tu trono en santidad y gratitud. Perdona nuestras ofensas Padre, nuestros pecados. Límpianos y restáuranos en esta hora, en el Santo nombre de Jesús. Amén, amén y amén.
MEDITACION
Ok. Este es el cántico de David cuándo fue liberado de las manos de Saúl. Él le dijo al Señor que era su fuerza para luchar, para seguir adelante en contra de sus enemigos. Qué bueno es tener la seguridad de que la mano de Dios nos protegerá en cualquier situación. En enfermedades, guerra, economía, desocupación, etcétera. En este caso, la vida de David estuvo en peligro, pero en todas Dios estuvo a su lado.
Amigo y hermano. Cuando seas librado de la mano del cazador y de la peste destructora, tú también puedes entonar una canción con gozo y alegría. Tal vez te sientas débil, pero recuerda que Dios es nuestra fuerza para seguir adelante.
Hoy da gracias al Señor por un nuevo día por el aire que respiramos, por tu hogar, por tus amigos, por las dificultades que tengamos también. Sobre todo, por Jesucristo. Que el Señor bendiga tu día hasta luego.
