INTRODUCCION
Muy buen día hermanos, amigos, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación está siendo titulada ¿Es Jesucristo su fiel amigo? Y estoy presentando un testimonio de una sierva llamada Mary Ann.
Estamos utilizando en esta presentación dos versículos, un versículo del Nuevo Testamento que dice así: Cuando Jesús dice a sus discípulos, ”vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os la he dado a conocer. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.” En Juan 15:14-16.
ORACION
Oremos hermanos. Padre, te damos gracias por la vida, gracias por tus bendiciones, gracias por los testimonios, Señor, que tú das a través de la Biblia de los siervos. Gracias, Padre, por las experiencias, Señor, de tantas personas que dan su testimonio hablado y testimonio vivido, Padre Santo, a través de su presencia, a través de sus comportamientos.
Y en esta ocasión, Señor, gracias Señor por la sierva Mary Ann, que da un testimonio que creímos digno de escuchar y digno de leerlo y digno de presentarlo a un grupo Señor, cristiano, todos conocidos y que en este momento estamos, Señor, precisamente tomándolo como referencias como parte de lo que son las meditaciones dirigidas a ti Padre. En el nombre de Jesús, gracias, Señor. Amén, amén y amén.
MEDITACION
¿Es Jesucristo su fiel amigo? Y dice Mary Ann: Cuando me volví a Dios, traté de servirle lo mejor que podía, aunque mantenía mis distancias. Conocía la vida de Jesús, me parecía admirable, pero no quería seguirle, no podía.
Un día oré, Señor, ¿por qué no te conozco? me pides amar a mis enemigos, pero es imposible, Señor. Puedo servirte con temor, pero no sé amarte, no me atrevo a amarte. Me pedirías que fuese como tú y eso es más fuerte que yo.
El orgullo y el odio forman parte de mí. Me desintegraría si los echara de mí. Esta fue, permítanme la expresión, la primera confrontación entre mí misma y el Señor. Poco después recibí un libro en la cual leí que podemos hablar a Jesús como si hablásemos con un amigo.
Esto era algo sencillo, grandioso, impensable para mí. Entonces me atreví a hacer esta oración, Jesús me gustaría que fueses mi amigo, puedes transformarme, liberarme de mi orgullo y de mi odio, te entrego mi voluntad, incluso mis malos sentimientos y mis horribles recuerdos, te entrego todo. Y Jesús pasó a ser mi Salvador y mi amigo, el me transformó.
Esto llevó su tiempo. Tenía mucho odio contra mi Padre, quien después de la muerte de mi madre me había abandonado. Pero Jesús me dio la fuerza para perdonarlo y amarlo. Más tarde tuve el gozo, de ver que él también aceptó Jesús como su salvador, Mary Ann.
Y vamos a ver en Filipenses 4:6 lo que dice la palabra de Dios:
Y la Consejería de hoy sería amigo y hermano. Tú que has escuchado este testimonio ¿Valdría la pena poner nuestros pensamientos, nuestros hechos, nuestro ego, nuestro mundo emocional, todo delante de Dios?
Porque él es el que puede cambiar nuestras vidas, nuestros caracteres. Así que esta meditación sea conocida para ejemplo de que podríamos nosotros hacer lo mismo. Que Dios bendiga tu día y confía que él hará. Hasta luego.