INTRODUCCION
Buen día amados hermanos. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación se titula o la hemos titulado: “El salmo del anciano.” Recomendamos leer el Salmo 71. Y estamos utilizando precisamente en el Antiguo Testamento, en el libro de Salmos dos versículos.
Salmos 71:18 dice: Aún en la vejez y las canas, o Dios no me desampares. Y en el Salmos 71:1-3 dice: En ti, oh, Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; Inclina tu oído y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, a donde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
ORACION
Oremos, hermanos. Padre en el nombre de Jesús, Santificado sea tu nombre. Y en esta mañana queremos darte gracias por la vida y por esta palabra. Y en el nombre de Jesús te pedimos restauración por nuestros pecados, perdónanos, límpianos, restáuranos.
Y en el nombre de Jesús, Señor, bendice esta palabra en el medio participante de en grupo Señor, de quienes escuchen que sea señor de gran bendición. En todo aquellos que logren oír la palabra que mediten en ella, que vean señor, la bendición que tú das para efecto de corregirnos y poder hacer en pensamiento y hecho tu voluntad en el nombre de Jesús, amén, amén y amén.
MEDITACION
OK. El Salmo del anciano. Con la edad mi fuerza se acaba, el versículo 9. Ya no puedo contar con ella, pero puedo descansar en el Señor quien es fiel. Puedo decirle en Ti me he refugiado versículo 1, Tú eres mi refugio fuerte, versículo 7.
Ya no puedo hacer un trabajo físico, pero tengo otro trabajo muy hermoso. ¿Qué puedo hacer? Testificar de la fidelidad del Señor a la nueva generación, versículo 18. Contar a los demás como me ha ayudado, me han ayudado sus bendiciones y sus maravillas.
Es verdad que he pasado por muchas angustias y males, versículo 20, pero el señor ha hecho grandes cosas en mi vida, me ha consolado y me seguirá consolando. ¿Hablaré de mi justicia, de lo que hice bien? Es mejor que testifique de la justicia del Señor, versículos 15, 16 y 24 de la justicia que es de Dios por la fe, Filipenses 3:9.
¿Cuántas experiencias he tenido respecto a sus cuidados diarios a fin de formarme para el cielo?
Amigo y hermano. A pesar de la soledad y el cansancio extremo, puedo alabar al Señor, versículo 14. Mi alma, la cual redimió por toda la eternidad en el versículo 23. Puedo cantarle sin cesar, pronto lo veré en la gloria con gran alegría, Judas 2:24. Y si tengo que pasar por la muerte sé que resucitaré, versículo 20. Volverás a darme vida, que el Señor bendiga tu día hasta luego.