TRANSCRIPCIÓN
Muy Buenos días, hermanos, amigos y quienes me escuchen. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la estamos titulando: “Cristianismo y libertad.” Basada en Juan 8:31-32. Dicen los versículos de Juan 8:31-32 así:
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él. Sí vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad. Y la verdad os hará libres.
ORACION
Oremos. Padre de la gloria en el nombre de Jesús. Queremos darte las gracias por tu misericordia y por tu amor, señor. Tú eres nuestro padre eterno, padre del amor, padre de la misericordia, de la justicia.
Nosotros en este día señor, venimos a ti para el perdón de pecados, perdónanos padre, límpianos, y restáuranos. Y bendice esta meditación señor, que tú has dado para que compartamos siempre señor. Leerla, meditarla, interpretarla padre santo, estudiarla y compartir.
Y te solicitamos señor, la bendición del grupo que participa señor. En el Santo nombre de Jesús que esta meditación sea de gran, señor, bendición para nuestras vidas. Señor en pensamiento y en hechos en el nombre de Jesús, hágase tu voluntad amén, amén y amén.
MEDITACION
OK. Cristianismo y libertad. La Libertad es una de nuestras mayores preocupaciones. Pero no olvidemos que la libertad de uno termina donde empieza la del otro. En efecto, si cada uno vive como bien le parece, pronto llegará la catástrofe.
Cuántas obligaciones e incluso daños se imponen a los demás bajo el pretexto de la libertad. En el mundo laboral, por ejemplo, el rendimiento que los accionistas exigen a las empresas, puede esclavizarlas.
¿Dónde podemos hallar ese marco de respeto al prójimo y los límites al ejercicio de la libertad? Muchos se imaginan que el cristianismo es una serie de deberes, cómo ir a la iglesia, confesarse, dar ofrendas, casarse, ser fiel… ¡Cuántas obligaciones!
¿Entonces, en qué nos hace libre el hecho de ser cristiano como lo afirma Jesús? La libertad cristiana no consiste en elegir entre una serie de reglas de conducta. Surge de lo siguiente, al ser liberado de la esclavitud del pecado, podemos vivir tratando de agradar a Dios.
Siguiendo a Jesús, quien aunque no tenía pecado ni obligaciones que cumplir, no buscó agradarse a sí mismo. Sino que pudo decir, yo hago siempre lo que le agrada. Juan 8:29. Mostró una libertad generosa y atenta, buscando sin parcialidad el bien de los que lo rodeaban.
Amigo y hermano, la verdadera libertad que Jesús promete a los que creen en él y le siguen, es el ser libre de rechazar lo que los deshonra, lo que daña al prójimo como a sí mismo. Y en la misma actitud de gracia que él. El ser libre de amar incluso a nuestros enemigos. Que el señor bendiga tu día, hasta luego.
