Creer y declarar su fe

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Episodio 60: Creer y declarar su fe
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INTRODUCCION

Muy buen día hermanos, conocidos y amigos. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la hemos titulado. Creer y declarar su fe. Creer y declarar su fe. Estamos utilizando dos versículos en el Nuevo Testamento, en Marcos 5-28 y Marcos 5-34.

Marcos 5:28 dice: Porque decía. Si tocare tan solamente su manto seré salva. Y Marcos 5:34 Jesús le digo, hija tu fuerte ha salvado. Ve en paz y queda sana de tu azote. El primer versículo naturalmente habla de una mujer enferma, vamos a ver, y posteriormente el resultado de lo que resulta la fe y de lo que Jesús le dijo a la mujer de fe.

ORACION

Oremos, padre en el nombre de Jesús, bendecimos tu nombre dándote honra, gloria, honor, padre, lo que tú mereces, padre, eterno padre de la misericordia, del amor del perdón. Gracias señor, por la vida, gracias por tus bendiciones y gracias por esta palabra que nos ilustra, la historia de hace 2500 años. La historia que nos habla de Jesús, los sucesos, los que creyeron, Padre Santo.

Y ahora vemos aquí una mujer que tuvo fe, señor tocándola y nosotros queremos, señor, no solamente ser tocado por tu Espíritu Santo que nos reveló nuestro pecado, sino también queremos, señor, desarrollar una fe más fuerte.

Así que nos ponemos delante de tu trono, padre, para que tú nos ayudes, tu Espíritu Santo nos llene, señor, en unidad en un solo espíritu cada vez que nos reunimos cada vez que oímos tu palabra, señor, para que esta palabra nos redarguya, nos ayude a pensar, a ver señor, que tú eres el único camino, por eso te damos las gracias, te solicitamos.

Tu Espíritu Santo, que nos dé al grupo a todos. Una unidad señor, que es la fe, la fe, tu amor, padre santo en el nombre de Jesús, Bendice esta meditación y al grupo participante en el Santo nombre de Jesús Padre, amén, amén y amén.

MEDITACION

Ok. Creer y declarar tu fue. Mientras una gran multitud rodeaba a Jesús. Una mujer enferma desde hacía 12 años. Se le acercó y tocó su manto. Al momento sintió que había sido curada. Nadie vio nada, pero Jesús preguntó. ¿Quién ha tocado mis vestidos? en el versículo 30, el capítulo 5 de Marcos.

Mucha gente lo apretaba, por lo tanto era lógico que tocasen su ropa. Pero Jesús sabía que esta mujer lo había tocado con fe. Ella había sido sanada. Y el señor lo sabía, pero no quería que todo quedase ahí. Era necesario que ella le revelase claramente su estado. La mujer se acercó y temblando, declaró toda la verdad. ¿Por qué había actuado ocultamente? ¿Temía que el señor Le hiciese un reproche? Pero en vez de un reproche, Jesús le dijo, hija, tu fe te ha hecho salva, ve en paz y queda sana de tu azote el versículo 34.

Ella sintió que había sido sanaba, pero además Jesús mismo se lo confirmó. La fe en el poder del señor, la había salvado. Él la había curado. Pues subrayó bien lo siguiente, queda sana de tu azote. Hoy, 20 siglos después de ese hecho, Jesús sigue presente para la fe.

Amigo y hermano. Él trae el verdadero remedio a nuestras manchas morales. Pero es necesario acercarse a él, recibirlo mediante la fe y dar prueba de ello. Si bien podemos creer en secreto, el señor desea que tengamos una relación de confianza con él y que demos testimonio de él ante los que nos rodean. Creer en secreto sería no dar al señor la honra que merece y privar de un testimonio claro, a los que están a nuestro alrededor y no lo conocen. Además, dar testimonio de él fortalece la fe, que el señor bendiga tu día hasta luego.