Visita a un asilo de ancianos

Palabra Viva
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Episodio 20: Visita a un asilo de ancianos
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Introducción

Buen día, hermanos, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la estamos titulando. Visita a un asilo de ancianos. Y estamos utilizando, hoy dos versículos uno en el Antiguo Testamento. En Salmos 118:8  que dice: Mejor es confiar en él, en Jehová que confiar en el hombre. Y en el Nuevo Testamento en 1 Tesalonicenses 5:24 Fiel es el que os llama.

Oración

Gracias, Señor, por tus bendiciones, por la vida, santificados, sea tu nombre, Padre. Nosotros tenemos que agradecerte por esta palabra. La palabra que nos revela tu fidelidad. Tu inmutabilidad, Padre, tu perfección, tu santidad, tu amor. Te damos gracias y ponemos nuestras vidas delante de Ti, Padre, gracias por tus bondades, esas bendiciones. Gracias por Jesucristo, por nuestra salvación. Hágase tu voluntad, Padre en nuestro caminar en el nombre de Jesús. Amén, amén y amén.

Meditación

Visita a un asilo a un asilo de ancianos. Me resulta imposible creer en algo. Viví tantas cosas terribles. Me pueden contar todo lo que quieran, pero ya no creo en nada. Con estas palabras amargas y categóricas, una anciana de un asilo respondía a alguien que le ofrecía un Evangelio. Señora, No puedo imaginar que en usted no haya el más mínimo sentimiento de confianza, que no crea absolutamente en nada. Si usted toma el avión es porque cree en la capacidad del piloto y de los mecánicos.

Cuando compra medicamentos, confía en sus valores terapéuticos. Sin hacer usted misma los análisis. Tampoco duda de que el próximo trimestre no vaya a recibir su pensión. Es claro que las terribles pruebas por las que ha pasado la afectaron grandemente. Usted ya no quiere creer más en el hombre porque no soporta ser más decepcionada. Crea en Dios, él nunca la decepcionará. ¿Cuándo veo lo que hacen los cristianos, cómo quiere que crea en Dios? No se trata de adoptar una religión, muchas veces traicionadas por los que dicen pertenecer a ella. Sino de tener un encuentro personal con Dios. Basta con aceptar a Jesucristo.

A quien Dios envió para nuestra salvación. Y nuestra felicidad eterna. Con depositar nuestra confianza en su amor y en sus fieles promesas. Al final. Pude dejarle un Evangelio y ella me prometió leerlo. Amigo y hermano. La invitación también es parte para ti. El Señor te dice, en Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre su puerta su corazón, entraré con él y cenaré con él. Tú Decides el Señor, Bendiga tu día.