Introducción
El propósito de la vida cristiana, según la Biblia, es amar y glorificar a Dios, vivir en obediencia a Su voluntad y compartir el mensaje del evangelio con el mundo. Las Escrituras nos enseñan que cada creyente está llamado a una relación íntima con Dios, a crecer en semejanza a Cristo y a servir a los demás con amor y compasión. La vida cristiana tiene un propósito eterno: prepararse para la eternidad y llevar a otros a conocer a Jesucristo.
- Lunes: Efesios 2:10 (Somos Hechura de Dios)
- Martes: Mateo 28:19-20 (Haced Discípulos de Todas las Naciones)
- Miércoles: 1 Corintios 10:31 (Si, pues, Coméis o Bebéis, o Hacéis otra Cosa, Hacedlo Todo para la Gloria de Dios)
- Jueves: Filipenses 1:21 (Porque para mí el Vivir es Cristo, y el Morir es Ganancia)
- Viernes: 1 Pedro 4:10 (Cada uno Tiene un Don, Con el Cual ha Sido Proveído)
- Sábado: Gálatas 2:20 (Con Cristo Estoy Juntamente Crucificado)
- Domingo: Colosenses 3:17 (Y Todo lo que Hagáis, sea de Palabra o de Hecho, Hacedlo Todo en el Nombre del Señor Jesús)
Aplicación
Aplicar el propósito de la vida cristiana implica buscar a Dios en todo momento a través de la oración, la adoración y el estudio de las Escrituras. Implica obedecer los mandamientos de Dios y vivir de acuerdo con Su voluntad, reflejando el carácter de Cristo en nuestras acciones y actitudes. También implica compartir el evangelio con valentía y amor, buscando oportunidades para ser testigos de la gracia salvadora de Cristo a aquellos que nos rodean. Además, la vida cristiana implica servir a los demás con humildad y generosidad, mostrando el amor de Dios en nuestras acciones cotidianas.