
/
“Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito.” En esta escena íntima del ministerio de Pablo, vemos a un Dios que no solo consuela desde el cielo, sino que lo hace muchas veces a través de personas. Tito no solo llegó… fue enviado por Dios para traer alivio.
Este episodio nos lleva a reflexionar sobre cómo Dios usa instrumentos humanos para restaurar corazones abatidos. La oración y la comunión con otros creyentes son medios por los cuales el consuelo divino se hace tangible.
“Un hombre de consuelo” no habla solo de Tito, sino de cada uno de nosotros, llamados a ser portadores del ánimo del cielo a quienes están cansados en el camino.
Preguntas para reflexión:
- ¿Has reconocido el consuelo de Dios a través de alguien en tu vida?
- ¿Estás dispuesto a ser tú mismo un mensajero de consuelo para otros?
- ¿Qué lugar tiene la comunidad cristiana en tu vida cuando estás desanimado?