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“Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.” En este verso del Salmo 23 encontramos una promesa que va más allá de las circunstancias externas: hay un Pastor que restaura, que guía, que consuela de una forma que solo Él puede.
Este episodio nos invita a experimentar el consuelo que no depende del alivio inmediato, sino de la presencia constante del Buen Pastor. Cuando la oración se vuelve clamor y silencio, Él responde con descanso y dirección.
“El gran confortador” no es solo un título para Dios, es una experiencia que transforma el alma cansada en un alma confiada.
Preguntas para reflexión:
- ¿En qué áreas de tu vida necesitas el consuelo de Dios hoy?
- ¿Has permitido que Él te guíe por sendas de justicia, o insistes en tus propios caminos?
- ¿Qué significa para ti descansar en el cuidado de tu Pastor?