
/
Después de asesinar a su hermano Abel, Caín recibe una pregunta directa de Dios: “¿Dónde está tu hermano Abel?” Y su respuesta es evasiva y defensiva: “¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?” (Génesis 4:9). Este episodio nos confronta con el valor de la responsabilidad, la conciencia, y la verdad en la presencia de Dios.
Cuando oramos, estamos ante un Dios que ve más allá de nuestras palabras. La oración verdadera no se esconde ni justifica. Es un espacio de honestidad, donde Dios nos confronta no para condenarnos, sino para redimirnos.
“Una respuesta y una pregunta” nos lleva a reflexionar sobre cómo respondemos ante Dios cuando nos interpela. ¿Con evasión, o con sinceridad y arrepentimiento?
Preguntas para reflexión:
- ¿Hay verdades que estás evitando decirle a Dios en oración?
- ¿Qué revela tu respuesta ante las preguntas que Dios te hace?
- ¿Cómo puedes cultivar una oración más honesta y valiente?