
“El Señor escucha” nos recuerda que nuestras oraciones no se pierden en el silencio. El Salmo 34:15 declara que “los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”. Esta es una de las verdades más reconfortantes para quienes oran con fe: Dios está pendiente, ve y escucha.
La oración no es una rutina vacía. Cuando oramos, nos acercamos a un Padre que presta atención a cada palabra y cada suspiro. Aunque no veamos respuestas inmediatas, podemos tener la certeza de que nuestras oraciones no son ignoradas. Él está trabajando, aunque no lo veamos.
Dios no es indiferente al clamor de sus hijos. El verdadero desafío no es si Él escucha, sino si confiamos lo suficiente como para seguir orando. Perseverar en oración es una muestra de fe madura. No estamos solos en esta conversación divina: Dios está atento.