
/
“Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.” (Daniel 4:2). Sorprendentemente, estas palabras no vienen de un profeta, sino de un rey pagano transformado por el poder de Dios. Nabucodonosor no puede guardar silencio ante lo que ha visto: decide proclamarlo.
Este episodio reflexiona sobre el valor de dar testimonio. Cuando Dios obra, lo natural es hablar de ello. Compartir Sus maravillas no es presunción, es obediencia. Cada intervención divina —grande o pequeña— merece ser contada con gratitud.
“Contando las maravillas de Dios” nos desafía a no guardar en secreto lo que Él ha hecho. Al compartirlo, otros pueden ver Su gloria y conocer Su poder.
Preguntas para reflexión:
- ¿Estás hablando lo suficiente de lo que Dios ha hecho en tu vida?
- ¿Qué maravilla reciente necesitas compartir para animar a otros?
- ¿Tu testimonio apunta a tu experiencia o a la gloria de Dios?