INTRODUCCION
Buen día, amados hermanos, vecinos, conocidos, Y quienes me escuchen. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la hemos titulado: “La fe no fingida” La encontramos en el Nuevo Testamento en el libro de 2 Timoteo 1:5 y dice así: ”Trayendo a la memoria la fe no fingida qué hay en ti. La cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice. Y, estoy seguro que en ti también.”
ORACION
Oremos. Padre de la gloria, Señor santificado sea tu nombre. Padre eterno, Padre de la misericordia, del amor y del perdón. Hoy nosotros estamos orándote a ti, Señor, para que esta palabra en nuestra congregación y en quienes reciben a través de la red Señor, esta meditación corta pero llena de tu Espíritu Santo, sea Señor de gran bendición para nosotros en el Santo nombre de Jesús. Amén, amén y amén.
MEDITACION
Aquí vemos un testimonio de vida, en la vida de este joven Timoteo que heredó en su abuela Loida. Pablo le llama una fe no fingida. O sea, una fe genuina. Él no estaba jugando a la religión, fue un cristiano que no hablaba de una fe que no conocía, sino que vivía lo que creía. Fue enseñado y dirigido por Pablo a quién le llamó hijo.
Amigo y hermano. El Mundo necesita hombres y mujeres que vivan una fe real. Que disfruten esa comunión con su Señor, que rían y lloren en las experiencias con Dios. Llevar una fe no fingida manifiesta frutos y muchos sacrificios.
Pero también hay momentos muy gozosos en la presencia de Dios. Qué bueno es poder oír de otros decir que ha visto en tu vida a un cristiano auténtico. Que el Señor bendiga tu día hasta luego.
