Episodio 213: Una bendición enriquecedora

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Episodio 213: Una bendición enriquecedora
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INTRODUCCION

Buen día, amados hermanos, amigos, conocidos, y quienes me escuchen. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy nuestra meditación la hemos titulado: “Una bendición enriquecedora” basada en el Antiguo Testamento en el libro de Proverbios 10:22 y dice así: ”La bendición del Señor es la que enriquece. Y él no añade tristeza con ella.”

ORACION

Oremos. Padre de la gloria en el nombre de Jesús, santificado sea tu nombre. Santo, Santo eres Padre de la misericordia, del amor, del perdón. En esta hora te pedimos el perdón de nuestros pecados, nuestras fallas. Y solicitamos tu restauración, Señor. Esa bendición tuya que viene de lo alto.

Y en esta hora, Señor queremos agradecerte por esta palabra. La palabra que nos ayuda en nuestra condición cognitiva, pensar a reflexionar y ver Señor, en esa contención de nuestras naturalezas, esa decisión en desarrollar esa voluntad.

Independientemente a nuestro mundo emocional, Padre vencer. Y esa palabra es la que nos ayuda a nosotros. A ver cuál es el camino enriquecedor, el camino que debemos llevar. Por eso te damos las gracias, Padre en el Santo nombre de Jesús, bendice esta meditación y al grupo participante en el nombre de Jesús amén, amén y amén.

MEDITACION

Ok. Cuando leemos este pasaje de las Escrituras, pensamos en la palabra enriquecer. ¿Pero usted dirá que tiene que ver la bendición de Dios con la riqueza? La Biblia nos habla de dos hermanos. Uno llamado Jacob y el otro llamado Esaú.

Para Jacob, la bendición de Dios era muy importante. Pero para Esaú, en Génesis 25:32, era insignificante. El uno era feliz teniendo la bendición del Señor, que era Jacob. En cambio el otro, Esaú, solo experimentaba tristeza, ya que solo pensaba en las cosas terrenales.

Esaú dijo en una ocasión, he aquí, yo me voy a morir ¿Para qué pues me servirá la primogenitura? Y la primogenitura incluía ser el futuro jefe de la familia y recibir una doble porción de la herencia, en Deuteronomio 21:17, pero a Esaú no le importó.

Amigo y hermano. Cuando usted recibe de Dios esa bendición eterna no puede estar triste, por el contrario, su vida, a pesar de la adversidad, experimenta gozo continuo.

En este día, no sé si te sientes una persona bendecida, pero cuando recibimos a Dios como el centro de nuestras vidas, las cosas cambian, las familias, las naciones y sobre todo nosotros. La bendición de Dios es la mejor garantía que podemos tener de una alegría genuina. El Señor bendiga tu día hasta luego.