INTRODUCCION
Buen día, amados hermanos, amigos, conocidos y quienes me escuchen. Bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación o cápsula bíblica la hemos titulado: “El peligro del mal uso de la lengua.” Basado en el Nuevo Testamento en el libro de Santiago 3:12 y dice así: ”Hermanos míos, ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas o la vid higos?”
ORACION
Oremos. Padre celestial santificado sea tu nombre. Gracias Padre por la vida. Gracias por todas las bendiciones, las experiencias, aún difíciles Señor, gracias por tu Espíritu Santo que nos redarguye siempre Padre santo.
En este momento Padre, queremos dar gracias también por esta palabra que nos instruye, nos ayuda en especial en nuestro modo de hablar, Señor, nos redarguye por la forma con que nos expresamos, exteriorizar a veces pensamientos y emociones del mundo.
Por ello te pedimos el perdón, restauración y gratitud Padre, en el Santo nombre de Jesús, amén, amén y amén.
MEDITACION
Ok. Hermanos míos. ¿Puede acaso la higuera producir aceitunas? En este pasaje de las escrituras, el apóstol Santiago nos pregunta si la higuera puede producir aceitunas. Definitivamente, que esta debe producir higos. Y la segunda pregunta es que si la vid ¿Podrá producir higos? También vemos que no.
La planta de vid produce uvas y las aceitunas es producto de la planta del olivo. ¿Entonces, por qué viene la pregunta? El contexto bíblico proviene del problema del uso variado que se le da a la lengua, el escritor señala que muchas veces el hombre, principalmente los hermanos, han hecho mal uso de la misma para bendecir a sus hermanos, pero otras veces han maldecido a otros.
Él dice estas palabras, porque todos ofendemos muchas veces, Santiago 3:2. El problema es que muchos murmuraban de sus hermanos y también de los líderes, y esto es pecado. María y Aarón murmuraron contra Moisés, siendo hermanos y Dios los reprendió. “¿Por qué Pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés.?”
Santiago sigue diciendo, con ella bendecimos al Dios y Padre. Con ella maldecimos a los hombres que están hechos a la semejanza de Dios.
Amigo mi hermano. Dios nos dio la lengua para usarla para su gloria y honra. Debemos ser portadores de esperanza, no de odios ni envidias y menos de orgullo. La vida es tan corta y pasa y volamos. Debemos aprovechar dar lo mejor de nosotros, para que el mundo conozca al Señor en su plenitud.
Los creyentes debemos ser humildes, sencillos y vivir una vida de santidad, no de hipocresía y desamor. Aunque seamos diferentes uno de los otros, debemos ser de una sola pieza siendo verdaderos embajadores del Señor. Usemos la lengua con sabiduría, que el Señor bendiga tu día hasta luego.