Los Cielos Abiertos

Palabra Viva
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Episodio 155: Los Cielos Abiertos
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INTRODUCCION

Buen día, amados hermanos, amigos y quienes me escuchen, bienvenidos a nuestra comunión con Dios. Hoy la meditación la hemos titulado: “Los Cielos Abiertos” y estamos utilizando en el Nuevo Testamento dos versículos, en Colosenses 3:1 dice: “buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios” y en Hebreos 12:2-3 dice: “puesto los ojos en Jesús, el cual se sentó a la diestra del trono de Dios.”

ORACION

Oremos, padre de la gloria, en el nombre de Jesús, bendecimos tu nombre, Santo, Santo, Santo, eres santificado seas padre, padre de la misericordia, del amor y del perdón. Nosotros hoy venimos delante de ti señor, leyendo tu palabra, padre santo, viendo todo lo que tú nos dices en tu palabra, con esa sencillez, con esa forma como hablas a través de los profetas, a través de los que están revestidos con ropa nueva, padre santo, por la salvación, gracias por ello te damos.

Estamos, señor, resucitados con Cristo en el bautizo, te damos loor padre, y vivimos en Cristo por fe con perseverancia. Oramos padre y caminamos cada día en el Espíritu Santo. Por ello te damos gracias, gracias padre y solicitamos bendiciones en el grupo participante en el Santo nombre de Jesús. Amén, amén y amén.

MEDITACION

OK. Los cielos abiertos. Entonces vino Jesús a Juan al Jordán para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía diciendo, yo necesito ser bautizado por ti y tú vienes a mí, aparece en Mateo 3:13-14. El hijo de Dios tomó lugar en medio de los pecadores arrepentidos.

Había venido por ellos. Los cielos le fueron abiertos y vio al espíritu de Dios que descendía como Paloma y venía sobre él, y hubo una voz de los cielos que decía, este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia en Mateo 3:16-17.

Qué grandiosa escena. El cielo se abrió, el espíritu descendió sobre Jesús y el padre proclamó la grandeza de aquel a quien no se debía confundir con los que le rodeaban.

Esteban compareció ante un tribunal hostil, pero puesto los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesus. Jesus estaba a la diestra de Dios y el dijo, he aquí veo los cielos abiertos y al hijo del hombre que está a la diestra de Dios Hechos 7:55-56.

Para ese mártir, que en unos momentos sería lapidado, que maravilloso consuelo ver a Jesús en el cielo listo para recibirle. En los dos casos, los cielos se abrieron para hacer resaltar la gloria de Jesucristo.

Amigo y hermano, nosotros también estamos invitados a ver por la fe, la gloria de nuestro Señor Jesucristo en el cielo. Esta contemplación producirá efectos positivos en nuestra vida y en nuestro testimonio.

Por tanto, nosotros todos mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el espíritu del señor, en 2 Corintios 3:18. El Señor bendiga tu día hasta luego.